Nuestra Historia
La nuestra es, como tantas, una historia hija de su tiempo.
Nos conocimos en el lugar más común: el trabajo.
Pero fueron las peripecias —y un viaje— los que nos llevaron a un territorio menos predecible: uno donde encontramos el amor.
Y apenas quince días después de empezar nuestra relación, el mundo se detuvo.
Fuimos, en toda regla, una pareja de pandemia.
Fue en ese encierro, en esa pausa obligada, donde nuestra relación, lejos de estancarse, echó raíces profundas.
Pasada la catástrofe, comenzamos a construir algo más sólido, algo que necesitaba un lenguaje propio para explicarse.
Fue ese crecimiento el que terminó por llevarnos a las orillas del Río Sena.
Por eso, París.
De París, jamás salió una cosa que no fuera absolutamente perfecta.
Por eso la propuesta en el Puente de las Artes y el Instituto de las Ciencias Éticas y Políticas: unimos el arte con el pensamiento.
Era el único lugar posible para hacer una promesa.
Fue allí, en esa nueva etapa, donde nuestro diálogo encontró su eterna unión.
Descubrimos que, aunque veníamos de universos distintos —Daniela del arte y la creatividad; Lalo de la ciencia política y el orden—, nos fascinaba exactamente lo mismo:
esa "belleza terrible" de la que hablan Rilke y Pollock.
La que habita en las cicatrices del tiempo, en la ruina, en la decadencia.
Esa se convirtió en nuestra conversación inagotable.
Y para celebrar esa promesa, no podíamos elegir un simple salón.
Necesitábamos un lugar con esa misma alma, esa historia.
Lo encontramos en General Prim 30, una vieja casona porfiriana que parece sacada de nuestras pláticas.
El destino, con su ironía, nos confirmó la elección al descubrir que parte del lugar —y la calle misma— tiene su propia historia familiar.
Este 4 de octubre queremos llenar ese espacio de una belleza opulenta y barroca,
como un cuadro de Rubens sobre un muro agrietado.
Queremos compartir con ustedes no solo una boda,
sino nuestra forma de ver el mundo:
un lugar donde la belleza y el amor se encuentran, a veces, en los lugares más inesperados.
Nos encantará que nos acompañen a escribir la primera página de este nuevo capítulo.
​
Daniela y Eduardo


